Menciana 4 - La Muralla 5
(De nuestro enviado especial. Jorge Molina)
(De nuestro enviado especial. Jorge Molina)
Hay días en que no quieres renunciar ni a medio gramo de felicidad. Por
eso los benjamines de La Muralla batieron al Menciana en su fabuloso
pabellón, donde solo conocían victorias. Exactamente por eso.
Hay
días en que quieren vivir exactamente como si tuvieran 9 años. Como si
les rodearan otros 9 amigos de los de para toda la vida. Como si el 9
fuera poca nota para sus pretensiones. Y el Club les organiza la comida
en un lujoso hotel ¡como futbolistas de verdad! Y se les cruza una cama
elástica ¡pues a saltar en plena digestión! Y ven sin mirar a sus padres
riendo, oyendo a una que fue nadadora explicar cosas muy sensatas a los
más inexpertos, que así entienden lo que viene luego.
Porque el
portero Pablo come y come una hora antes del match. Y resulta que hará
el mejor partido de su vida. Y Víctor sube y baja hasta resollar agotado
una cuesta que le recuerda a su tierra. Paro luego jugar con alas en
los pies, pura ventisca asturiana.
Dos ejemplos ayer del entusiasmo
con el que, tras caer 4-1 en la primera mitad, decidieron todos aplicar
la tesis de la felicidad que regía ese luminoso domingo. Y alicataron en
la segunda un 0-4 en el marcador sin pausa, sin cambiar el gesto, sin
un mal modo, con plena seguridad en ellos y en sus compañeros, sintiendo
la silenciosa presencia del míster, Nacho. Pusieron las cosas en su
sitio, vamos ¡que eran el CD La Muralla!
Vencieron 4-5 ante el
educado y numeroso público de Doña Mencía, aplaudieron desde la cancha a
sus enfebrecidos padres, recordaron a su entrenador Kiko –obligado en
Sevilla-, y al poco preguntaban qué había de merendar.
En el bus de
regreso, Nacho, Pablo, Jorge, Diego, Víctor, Perico, Manu, Dani, David y
Arturo cantaban a voz en grito la canción del pirata mientras el sol se
ponía en las Subbéticas, primero, y en sus pelos revueltos y suaves,
finalmente.
Hay viajes que no se olvidan. Viajes de los que nunca
vuelves, porque el que regresa es diferente al que se fue. Creo que
nuestros chicos vivieron ayer uno de esos.
Ah, por cierto, caímos
eliminados por el goal average. Pero doy por hecho que hasta el más
lerdo sabe que el fútbol es una metáfora de la vida. No la vida.